La inteligencia artificial (IA) es una rama de la informática que se dedica a la creación de sistemas capaces de realizar tareas que normalmente requieren inteligencia humana. Estas tareas incluyen el aprendizaje, adaptación al entorno, el razonamiento lógico o incluso la resolución de problemas.
Los sistemas de IA utilizan algoritmos y tecnologías de aprendizaje automático que les aportan la capacidad de aplicar ciertas habilidades cognitivas y realizar tareas por si mismas, de forma igual o similar a como lo haría una inteligencia humana; a medida que las IA se desarrollan, se espera que puedan ir mejorando la eficiencia de ciertos procesos y ayuden en la realización de tareas hasta ahora consideradas complejas (Morandín, 2022).
Asimismo, Morandín (2022), nos indica que existen tres tipos de IA según su grado de capacidad cognitiva:
Además, Morandín (2022) también realiza una clasificación de las inteligencias artificiales según su grado de autonomía. Éstas pueden ser:
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IA Débil
Realiza tareas específicas y sencillas como proporcionar información sobre el tiempo, contar chistes o leer y no tiene la capacidad de adaptarse a nuevas situaciones. La IA débil puede realizar tareas concretas, pero no es capaz de extrapolar su comportamiento a otros entornos. Asimismo, nos indican que este tipo de IA suele utilizarse en sistemas que requieren de acciones repetitivas como puede ser filtrar correo “spam”.
Un ejemplo de este tipo de inteligencias son los asistentes virtuales como Siri o Alexa, capaces de realizar un conjunto determinado de tareas, pero no de extrapolarlas.
IA Fuerte
Este tipo de IA tendría la capacidad de realizar una amplia variedad de tareas cognitivas humanas (Ramírez, 2020) y tiene la capacidad de adaptarse a nuevos entornos. Una de las aplicaciones de este tipo de inteligencia son los sistemas avanzados de asistencia personal, capaces de responder preguntas y realizar tareas en función de las necesidades del usuario. Ejemplo de esto en el chatbot GPT3.
Súper IA
Conocida también como “de alto rendimiento”, es capaz de realizar prácticamente cualquier tarea que realice un ser humano con alto grado precisión y eficiencia y suele usarse cuando es necesario procesar una gran cantidad de datos. Un ejemplo de esto es el sistema de navegación utilizado por los coches Tesla.
IA Reactiva
Puede realizar tareas concretas de manera autónoma, pero no puede recordar situaciones pasadas ni anticiparse a situaciones futuras, por lo que limita su acción al momento presente. Este tipo de IA es muy usada en robots industriales.
IA Deliberativa
Es capaz de tomar decisiones basándose en la información del entorno, puede analizar situaciones y elegir qué acciones llevar a cabo para conseguir los objetivos propuestos utilizando información del pasado y anticipándose al futuro. Ejemplo de esto son los robots enviados a Marte para recolectar muestras del entorno de dicho planeta.
IA Cognitiva
Es capaz de imitar las funciones cognitivas humanas, como pueden ser el razonamiento, el aprendizaje y la percepción; es decir, puede procesar la información como lo hacemos los humanos. Tiene la capacidad para aprender de entornos cambiantes.
IA Autónoma
Este tipo de inteligencia artificial puede tomar decisiones y realizar tareas sin necesidad de intervención por parte de un humano, por lo que puede trabajar de manera independiente. Este es el tipo de inteligencia utilizado para los vehículos autónomos.
¡Toma nota!
La IA ya se aplica en diversos campos y a medida que avanza también se plantean desafíos éticos y sociales, como la privacidad y veracidad de los datos o el impacto en el empleo que deben ser abordados de manera responsable, como veremos en apartados posteriores.