Uno de los principales mecanismos para proteger y conservar toda la información digital lo constituyen las copias de seguridad, es decir, poder disponer de varias copias de los datos para que éstos no sean destruidos en caso de incidentes o desastres (desde el borrado accidental de un fichero o un fallo del disco duro, pasando por un incidente de seguridad, hasta un incendio en el edificio). ¿Piensas que nunca te ocurrirá? ¿Crees que esto solo pasa desde que todo es digital?
Sin embargo, para el almacenamiento de esa información sensible, confidencial o protegida es necesario hacer uso de servicios o dispositivos de almacenamiento de confianza, que estén bajo tu control y que dispongan de las medidas de seguridad necesarias. En caso contrario, alguien sin autorización podría acceder a dicha información.
En una empresa o institución, por ejemplo, la confidencialidad, disponibilidad e integridad de la información son algunas de las propiedades básicas de su seguridad. Estos serán también los parámetros que nos permitirán clasificarla para seleccionar las medidas de protección que debemos aplicar a cada tipo. Como punto de partida, es fundamental identificar la información crítica, aquella que si se altera, destruye, divulga o resulta inaccesible puede causar graves pérdidas a la empresa.
Con las personas ocurre lo mismo, sabemos que tenemos determinada información que resulta capital para nosotros y cuya pérdida nos causaría graves perjuicios.
¡Por tanto...!
Antes de almacenar información en cualquier lugar es necesario reflexionar sobre dónde la estamos guardando y hacer copias de la misma con precaución y de manera responsable.