El concepto de identidad digital surge con la proliferación de dispositivos móviles, con el cambio en la forma de comunicarnos y relacionarnos y con la conexión constante a Internet.
Toda actividad que se realiza en Internet, desde la selección de una imagen, el clic en un vínculo, los correos electrónicos y la expresión y participación en foros y redes sociales va generando la necesidad de gestionar la identidad en línea.
Estas actividades van dando forma a esa identidad que puede o no coincidir con la identidad real de la persona.
Definición
La visibilidad, la reputación y la privacidad en Internet se convierten en aspectos clave para la gestión eficaz de la identidad digital. La habilidad para gestionar la forma en que nos perciben mediante nuestra representación en los medios digitales se va adquiriendo a lo largo de la vida a medida que la persona se va sumergiendo en el mundo virtual y en la red.
¿Qué es la "identidad distribuida o híbrida"?
La vida de muchas personas discurre dentro y fuera de las pantallas de los dispositivos electrónicos a través de las redes sociales, los campus virtuales o plataformas de formación, los foros, el uso de software en línea... Por tanto, podríamos decir que la mayoría tenemos una “identidad distribuida o híbrida”.
¡Toma nota!
"La identidad en línea permite explicarla a partir de la metáfora dramatúrgica de la construcción de un personaje. El actor es el usuario, su identidad en línea, una máscara, un personaje que puede adoptar distintos roles". (Goffman, 1978).
El manejo de nuestra identidad digital personal se define como la habilidad de gestionar con éxito la propia visibilidad, reputación y privacidad en la red.
Nuestra identidad digital se va forjando con distintos tipos de información:
Todas estas acciones que conforman nuestra identidad digital estarán influyendo directamente en lo que se conoce como reputación online.
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